La tragedia de la palabra

“En lo sencillo está lo místico”, escribe Schönberg, sugiriendo que, para acceder a lo absoluto, hay que prescindir del artificio y la grandilocuencia. Un poco como le pasa al coro de la Sinfonía nº 2 “Resurrección” de Gustav Mahler, que inicia su intervención en pianissimo, como si fuera un susurro (“Resucitarás, sí resucitarás/ polvo mío, tras breve descanso”), alejado de los grandes corales del pasado. Surge como una necesidad. La obra de compositor bohemio influirá de forma decisiva en esta Segunda Escuela de Viena, compuesta por Arnold Schönberg, Alban Berg y Anton Webern, quien dirá que su tarea como músico consiste en“hacer ver abismos bajo lugares comunes”.

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Foto: Bernd Uhlig

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