“Fui a dar con una trompeta, estudié y toqué”. Así se abre esta extensa y completa biografía, casi un remedo del romano “vini, vidi, vinci”, que evoca la trascendencia de vidas como la de Miles Davis a través de una formulación escueta y desprovista de adjetivos. Aunque, en este tipo de vidas, el adjetivo es el propio verbo, la propia acción del personaje; lo que la inspiró e impulsó hasta ser visto con el paso de los años como el gran renovador del jazz moderno.
El trompetista escocés Ian Carr abordó la empresa de contar la vida de Davis a principios de los ochenta a través de los testimonios del propio protagonista y de un amplio abanico de quienes rodearon y fueron testigos de sus actuaciones y del característico sonido de su trompeta. La edición que viene hasta nosotros fue revisada con posterioridad por el autor tras la muerte del músico. Está escrita cronológicamente y en su lectura se advierte las lógicas controversias que aportaban artistas de la talla de Davis; siempre en continua evolución, en la búsqueda de un nuevo concepto y un nuevo sonido.
Les ha ocurrido a todos. En esa manía tan contemporánea por clasificar lo inclasificable se pretendían encasillar las notas que emitía la trompeta de Miles: que si es be-bop, que si no, que no es jazz, o sí… Hoy casi nadie discute su influencia en una visión caledoscópica del ramillete de sonidos que emergieron tras la década de los sesenta en lo que se vino a llamar música moderna. “Yo no relleno formularios”, le espetó a la recepcionista de aquel hospital días antes de morir. Renunció a las etiquetas hasta el día de su muerte. Hoy descansa en el cementerio del Bronx neoyorquino, muy cerca de Duke Ellington y de una de sus inseparables trompetas.
Miles Davis. La biografía definitiva
Ian Carr
RBA Bolsillo, 2007