Entre Placer y Desengaño

Cuando Haendel llegó a Italia en 1706 la ópera todavía estaba prohibida en Roma. Pero algunos cardenales, como Benedetto Pamphili, mataban su hambre operística con oratorios semiescenificados como el que encargó componer al joven músico recién llegado. Los cuatro personajes de Il trionfo del Tempo e del Disinganno vagaron durante tiempo por las estancias del palacio romano de los Doria-Pamphili hasta convertirse en libreto sobre el escritorio del cardenal.

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Marijana Mijanovic e Isabel Rey, en la producción firmada por Jürgen Flimm

El director de escena germano Jürgen Flimm ha concebido este oratorio como una conversación entre los cuatro personajes alegóricos, al socaire de una cena en un restaurante cercano tras haber asistido a una representación de ópera. La discusión parece durar hasta altas horas de la noche, enfrascados en un tema universal: los efectos del tiempo sobre el placer fugaz que desprende la belleza y que terminan en desengaño. Unos personajes que han habitado y habitan numerosos acontecimientos artísticos y literarios. De forma velada, por ejemplo, los volvemos a encontrar en la famosa novela corta de Thomas Mann, La muerte en Venecia (1912).

Es curioso, pero hay algo en esta alegoría que no encaja, como si la música de Haendel se resistiera al aparente triunfo final del Tiempo. Antes de perderla definitivamente, el músico sassone brinda la deslumbrante belleza de una de sus arias más conocidas a Placer. Lascia la spina, cogli la rosa es un canto que por sus ralentandi desafía a Tiempo. No quiere terminar, desea sonar en nuestros oídos para siempre.

No hay quizá una manifestación artística donde el hombre pueda vengarse tanto de esa maquinaria inexorable, cruel e inasible de un tiempo que se pierde casi en el mismo momento de concebirse. La música es el arte del tiempo, pero paradójicamente para jugar con él, para adulterarlo, acelerarlo o ralentizarlo a voluntad.

Flimm nos lo muestra en esta original propuesta con la puesta en escena de un bucle de acontecimientos que ocurren alrededor de los personajes. Con la misma cadencia, van pasando uno a uno, volviéndose a repetir en la segunda parte. Un bailarín y unos transeúntes que entran con alguien en brazos, en medio de una nevada tremenda. Una niña que reparte rosas rojas y vasos que se llenan con excesiva premura, apenas con un hilo de agua. Se trata de un tic-tac visual que nos ayuda a comprender el dilema ante el que zozobra Belleza.

Vivica Genaux hace gala de una línea de canto muy barroca, su gran especialidad, y brinda al papel de Placer ese sentimiento de incomprensión y frustración tan humanos ante la obstinación de Tiempo. Desengaño, encarnado por Marijana Mijanovic, es un personaje alegórico en estado puro. Quizá es difícil encontrar una cantante que aporte tan bien una presencia escénica sin aristas, tan indefinida, a un personaje que es más una idea abstracta. Quizá le falte algo de mordiente, pero posee una voz de graves profundos y de final largo, como los vinos viejos, que invita siempre a escucharla con atención. Isabel Rey cantó una Belleza con mucha corrección, dejando lo mejor para el aria final. Tiempo fue interpretado por Steve Davislim, que dejó entrever sus posibilidades algo limitadas para este personaje.

Entre Placer y Desengaño vemos debatirse a Belleza, con el Tiempo como magno testigo. Él es quien dicta las reglas del juego. También deben pensarlo algunos espectadores, que no pueden disimular su aburrimiento por una historia tan poco “práctica”. Il trionfo del Tempo e del Disinganno, en el fondo, es hoy una alegoría contra la vida banal y anecdótica, sin la consciencia del paso del tiempo. Monótona, inapreciable, irrelevante. Entregados a un placer con minúscula, pequeño y leve. Así, no es de extrañar que una pareja se levantara en mitad del patio de butacas tras oír el aria más famosa. Deja la espina, coge la rosa. Ya está. En medio de los aplausos, se precipitaron al pasillo mientras intentaban ponerse el abrigo sin soltar una bolsa de unos grandes almacenes. Desengaño les esperaba afuera.

Il trionfo del Tempo e del Disinganno, de Georg Friedrich Haendel. Libreto de Benedetto Pamphili. Int.: Isabel Rey, Vivica Genaux, Marijana Mijanovic, Steve Davislim. Dir. esc.: Jürgen Flimm. Orquesta Titular del Teatro Real. Dir. mus.: Paul McCreesh. Producción de la Opernhaus de Zúrich. Madrid, hasta el 16 de noviembre.

Foto: Javier del Real

Artículo publicado en Actualidad Económica, 14.11.08

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