Solomon Shereshevski fue un periodista ruso de los años veinte que se hizo famoso por una anécdota que ilustraba su innata capacidad memorística. Le retaron a que asistiera a un discurso sin tomar notas. A la salida pudo recordarlo todo, palabra por palabra. En realidad, aplicaba a sus recuerdos una mnemotecnia basada en sinestesias. El estímulo de uno de sus sentidos provocaba una reacción instantánea en los demás. Así, los números acudían a su mente envueltos en los más variopintos ropajes. “Tome el número 1 ―contó una vez― Éste es un hombre orgulloso, bien constituido; 2 es una mujer animosa; 3, una persona oscura; 6, un hombre con un pie hinchado; 7, un hombre con un bigote; 8, una mujer muy robusta. En cuanto al número 87, lo que yo veo es una mujer gorda y un hombre que gira su bigote”.
Sigue leyendo en Nuestro Tiempo…
Foto: Pascal Victor