“Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”, había dicho James Dean antes de estamparse con su Porsche descapotable en una recta de la carretera secundaria que lleva a Paso Robles (California). Los efectos de la fama nunca han dejado de ser paradójicos. Mientras a muchos les gustaría prolongar su buena estrella por el resto de la eternidad, un buen puñado de artistas famosos han acabado sucumbiendo al oscuro vacío que queda tras el griterío de los fans y la luz cegadora de los focos. La lista no es corta. Entre ellos aparecen los nombres de Janis Joplin, Kurt Cobain, Jim Morrison, Sid Vicious o Marilyn Monroe.
Sin embargo, la protagonista de la ópera El caso Makropulos, de Leos Janácek, lleva viviendo 337 años sobre la tierra, merced a un elixir que su padre quiso elaborar para un alto mandatario. En todo este tiempo, Ellina Makropulos ha ido combinando diferentes identidades y ocupaciones hasta llegar a Emilia Marty, la gran diva y estrella de la ópera. Pronto se le acabará esta nueva vida y se resuelve a encontrar la carta donde se encuentra la fórmula secreta de un antídoto contra la muerte. Pero esta vez, todo parece haber cambiado. “¿Es que alguien puede vivir trescientos años sin cambiar?”. Marty ha terminado por aborrecer la inmortalidad como Dean o Monroe también hicieron con una vida achicharrada por la fama y el éxito. Este hastío compartido lo ha tomado el director polaco Krzysztof Warlikowski como eje de la propuesta escénica de esta ópera compuesta a partir de la comedia escrita por Karel Capek, que puede verse estos días en el Teatro Real.
El electrizante preludio se abre paso entre las imágenes de otro “preludio”, esta vez fílmico, del que emerge el hermoso rostro de Marilyn Monroe entre secuencias de las películas La tentación vive arriba (Billy Wilder, 1955), King Kong (Merian C. Cooper, 1933) y El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950). Warlikowski establece un paralelismo entre la “tentación rubia” y la protagonista de la ópera durante el primer acto. Ambas compartirán destino y final. “A veces quiero saber lo que va a pasar. Luego pienso que sería mejor no saberlo”, le dijo una vez Marilyn Monroe a Truman Capote mientras daban uno de sus largos paseos por Manhattan.
Un enorme gorila avanza desde el fondo del escenario en el segundo acto, en cuya mano yace Emilia Marty, esta vez convertida en la Ann Darrow que protagonizó la canadiense Fay Wray en la película de Cooper y Schoedsack, aquella que se abría con un proverbio árabe: “La Bestia miró la cara de la Bella, y detuvo su mano. Y desde ese día estaba muerta”. El corte transversal de la piscina del último acto evoca la famosa escalera que desciende, majestuosa, una Norma Desmond, interpretada por la enigmática Gloria Swanson, en el ocaso de su vida como actriz. Camino del coche policial, avanza entre los fogonazos de los fotógrafos, tras haber asesinado al joven guionista del que pretendía el camino para su vuelta a las pantallas. Es su último acto, como lo será el de Emilia Marty. “He sentido sobre mí el aliento de la muerte y no era tan terrible”.
La soprano dramática alemana Angela Denoke está soberbia en el papel principal, donde hace gala de su capacidad como actriz. La dirección musical del británico Paul Daniel contribuye al éxito, en buena medida por su lectura enormemente dramática, llena de brío y expresión, de la partitura compuesta por el gran maestro checo. Desde su reapertura, el Teatro Real se ha caracterizado por su peculiar acierto en la programación de las óperas de Janácek. Todavía se recuerdan las excelentes La zorrita astuta, Osud o Desde la casa de los muertos. Para próximas temporadas ya están planificadas Katia Kabanová y la esperadísima Jenufa.
De vuelta ya a casa, Marilyn le pregunta a Capote, con una sombra de angustia, cómo diría que es ella si alguien le preguntase alguna vez. El escritor contestará con una frase escueta, que dará nombre a uno de sus relatos más conocidos y entrañables:
—Diría…
—No te oigo.
—Diría que eres una adorable criatura.
El caso Makropulos, de Leos Janácek. Int.: A. Denoke, Ch. Workman, V. Le Texier, T. Konieczny, D. Kuebler. Dir. escena: Krzysztof Warlikowski. Coro y Orquesta Titular del Teatro Real. Dir. musical: Paul Daniel. Nueva producción del Teatro Real en coproducción con la Ópera Nacional de París. Teatro Real (Madrid), hasta el 30 de junio.
Artículo publicado en Actualidad Económica, 27 de junio de 2008.
Por supuesto, que hay criaturas adorables, todos lo ven…y aprecian lo mismo…así que algo de luminosidad debe tener esas criaturas adorables, no hay muchas, eso sí…
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Buen artículo.
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